El Destino / Lo Desconocido
La Runa Blanca
Otros nombres de esta Runa:
Runa blanca y runa en blanco
Elemento: Sin determinar
Claves: Imprevisto
Ésta es la Runa de la confianza absoluta. En su simbolismo, La Runa Blanca representa la verdadera Esperanza: un presente lleno de posibilidades. Al mismo tiempo preñada y vacía, guarda en ella la fuerza de un potencial sin diluir. Tu más alto bien y todos tus sueños fértiles están contenidos en su blancura. A menudo, sacar la Runa Blanca pide un acto de valor equivalente a saltar al vacío con las manos vacías. Es una prueba directa de fe.
Odin te recuerda que los obstáculos del pasado bien podrían convertirse en las puertas que abren hacia nuevos principios. El Vacío es el final, el Vacío es el principio.
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Cuando Odín se presenta como repuesta en esta instancia, nos sugiere profundizar en el conocimiento de nuestra historia personal. Los antiguaos creyeron durante siglos que somos la parte visible de una cadena de no menos de ocho generaciones anteriores y de las cuales sabemos muy poco.
El Orlog vikingo es la suma del Karma y del Dharma védicos, hora y luz de nuestras acciones anteriores que proponen una compensación actual. La diferencia entre estos conceptos es que el Orlog no se limita al individuo sino que abarca a varios componentes de la familia. No solo se heredan características físicas, también las contiendas, deudas y dones, perjuicios, bendiciones y miedos de antepasados cuyo rostro jamás vimos. �se es nuestro Orlog, lo que Odín pide que investiguemos. La raíz de Qué Pasa se remonta a una época olvidada que hay que vivificar, ya se trate de una encarnación pasada o de un ancestro que pide perdón por haber faltado a su palabra que tiene asuntos pendientes no resueltos o bien que quiere erradicar maldiciones y venganzas de las cuales fue victima. Odín en ámbito de Qué invita a sumergirse en las profundidades y en los laberintos familiares.
Como la historia del alma viene enlazada con la familia a la cual pertenecemos, mover una pieza implica mover a todo el conjunto.
Animarse a dialogar con las señales del cielo no es cosa fácil, pero en la medida en que se empieza la búsqueda nuestros antepasados, desde el plano de la luz, facilitan las respuestas.
En síntesis:
El Qué de Odín puede significar que los que vive o pasa es una relación Kármica (Orlog); una intervención de los cielos; una oportunidad para aclarar o descubrir mentiras heredadas. También puede querer decir que otra familia vivió exactamente lo mismo en otra época.
En este último caso, tal repetición (sea propia o familiar) tiene como único objetivo desanudar lo anudado, aunque seamos los únicos del clan que nos atrevamos a combatir la tradición del dolor. Liberando ese bloqueo ayudaremos a toda la generación venidera (sean hijos, sobrinos o nietos), para que no tenga que cargar con ese lejano mandato.
Cuando Odín surge como respuesta al Porqué, nos invita a hurgar en la naturaleza espiritual de la pregunta en cuestión. Recordemos que en la leyenda el más sabio de los dioses colgó nueve días y nueve noches del Árbol de la Vida en pos de su iluminación, lo que implica básicamente ir hasta el fondo de cada una de nuestras convicciones, con un toque de pasión. Lo que tenga la marca de la intensidad odínica gozará de prestigio y buena salud. Sucederá a la inversa con las resoluciones a medias, tibias y artificiales. Los porque divinos distan de los humanos; lo que el cielo marcó ya dejó una estela; bastaría con seguirla para que nos encontremos en pleno Valhalla, sentados al banquete que no tiene fin. Otra contestación podría referirse a que deberíamos buscar más información de vidas pasadas, ya que el Karma marcado por esta runa se reporta a situaciones enlazadas desde otros tiempos y paisajes, trátese de personas, amores o proyectos. El haberlo dejado truncos, sin un cierre adecuado, hace que hoy debamos tenerlos como prioridad para poder sentirnos a tono con la armonía del cuerpo, la mente y el espíritu. En algunos casos muchas vidas son necesarias para encauzar una relación Kármica. La conciencia es la herramienta más apropiada, dado que entendemos que el “porque sí” del cielo no viene para lastimarnos, sino para que practiquemos la aceptación como prueba mayor.
En síntesis:
El Porqué de Odín se refiere a que se está llegando al fondo de los principios; se enciende entonces la pasión de las convicciones. Comienzan a actuar las razones del espíritu y sus secretos insondables.
Cuando Odín surge como respuesta al Cómo, nos invita a trascender, a salir de la rueda de acción y consecuencia, incorporando el concepto de misión de vida. Lo que marca la diferencia entre rutina con una misión y otra sin ella es la entrega absoluta a un ideal que nos une a Dios. Si podemos comprender que la hora de la misión ha llegado, resultará más simple tomar cualquier decisión, y reconoceremos que no es una causa humana la que nos motivará, sino divina. A la pregunta de cómo hacerlo, la respuesta puede entenderse de varias formas: de la manera perfecta, como se ofrenda al cielo, sin mácula; bajo el ordenamiento sagrado, es decir, siguiendo las señales que acompañan toda manifestación odínica, estando permeables a esas señales; o bien haciendo nuestra misión en la vida sostenidos por el amor y por la voluntad.
En síntesis:
Odín aconseja no resistirnos y aceptar el destino o aquella vivencia que desde planos superiores se nos está bajando. De todos modos habrá que vivenciarla; mejor que sea de una manera natural.
Cuando Odín surge como respuesta al Para Qué, nos propone zambullirnos en la tarea, ejercicio cotidiano de lo que en conjunto llamamos “misión”. La tarea puede resumirse en hacer feliz a alguien que perdió la esperanza, en conceder un servicio gratuito o simplemente en ser mejor persona con uno mismo. El Para Qué de Odín se compone de pequeñas partículas que forman un todo, acciones que, puestas en movimiento, transforman la energía potencial en cinética, como la célula genera el tejido.
Muchos están llenos de teorías complejas que terminan convirtiéndose en obstáculos, en lugar de responder a la verdadera naturaleza odínica: hacer que las personas sean responsables por la tierra, por la civilización, en armonía con el conocimiento y con sus congéneres.
El Para Qué nunca es complejo o traumático; obedece a criterios sensibles, a procesos comunes que, de tan evidentes, pasan desapercibidos, como las estaciones del año, que se van instalando poco a poco en el paisaje; como la ley Karma, que devuelve, al igual que un boomerang, el daño al que en el pasado abusó de la libertad de acción y del drama, y asimismo siembra flores en el camino de quienes utilizaron esa misma libertad para mejorar su entorno.
En síntesis:
Odín, básicamente, sirve para obtener revelaciones, y hacernos saber, aunque no lo comprendamos de inmediato, que todo se está ordenando de acuerdo con la naturaleza correcta del caso; nos dice que las piezas se están acomodando conforme a las leyes universales y no a las individuales.
Si Odín aparece como respuesta al Cuándo y se trata de una tirada de tres, deberemos considerar su posición.
Cuando se ubica en la primea posición a la derecha, significa que la oportunidad ya pasó y que no fue aprovechada. Otra posibilidad es que estemos en algo que ya se inició y que no nos demos cuenta o no lo valoremos.
En la posición del medio, referente a la instancia actual, indica que el momento es hoy, ahora, ya. Odín elimina dudas y titubeos, alentándonos a no demorar el proyecto en cuestión.
En la ubicación tercera, a la izquierda, referente a la clave futura, indica que el momento aún no llegó y que no tardará en llagar.
Esta respuesta, entonces, queda a merced de la posición que ocupará la runa, por el hecho de tratarse de una tirada que ya incorpora la idea de lo temporal en su génesis.
En síntesis:
Odín nos lleva a un momento de suspensión, un instante que no parece transcurrir. Es un tiempo que da la impresión de que nada va a modificarse, que parece se en vano. Pero, en realidad, finalmente algo va a ocurrir, capaz de trasformar toda una vida.
Cuando Odín aparece como respuesta al Dónde, nos sugiere un paisaje propio, perfecto para el desarrollo de aptitudes, reencuentros y la apertura de ciclos. Como esta runa encierra en sí misma el concepto de Karma, sin duda es el lugar donde el alma pide estar, sea por una vida anterior transcurrida en esas latitudes – lo que nos habla de un retorno en pequeña escala -. Sea porque nuestros ancestros indican antiguas raíces de linaje hundidas en esa tierra – retorno en gran escala - .
Cuando se fusionan estas dos vertientes, suelen darse aperturas de conciencia y del sentidos, siendo una de las más conocidas el deja’ vu, que se traduce en la certeza de haber estado con anterioridad en un sitio determinado, aunque en esta vida jamás se lo haya transitado.
En síntesis:
Odín nos ubica en un lugar que nos es propio, al que pertenecemos profundamente, más allá de que nos sea circunstancialmente propicio o desfavorable, agradable o traumático, lindo o feo. Es un sitio donde nuestra alma debe estar por alguna razón que desconocemos.
Cuando Odín aparece como respuesta al Quién, se refiere a aquel que tenga mayor poder de acción, no difame a los demás, sea noble de corazón y, por sobre todo, sepa sacrificar sin pedir nada a cambio, además de ser incorruptible, bienamado y tolerante.
Se trata del perfil del Señor de las Batallas. Sólo un alma libre de intereses egoístas puede estar sellada con la señal del ojo, el punto clave para percibir el universo multidimensional.
Hombres y mujeres por igual pueden ser destinatarios de sus dones. No por ser una figura masculina la respuesta quedará restringida al sexo.
En el caso de que la pregunta se relacione con un robo, una estafa o una traición pasada, la runa de Odín reitera un nexo Kármico entre el consultante y el hecho: no es importante saber quien fue el responsable, sino por qué uno se ha visto envuelto en tan dura enseñanza. En los casos de complot, presentes o futuros, Odín envía la señal de que en poco tiempo caerá la máscara del verdadero responsable, que pagará con sufrimiento y vergüenza todo el daño ocasionado.
En síntesis:
Odín nos habla de alguien que simplemente no acepta mirar las cosas de manera convencional, sino que trata de verlas desde puntos de vista opuestos o inversos, como quien se atreve a mirar el mundo cabeza abajo y acepta el desafió y el sacrificio para obtener una visión diferente y reveladora.