La mano tiene los montes a los cuales se dedica un planeta, con vinculaciones planetarias astrológicas, según el relieve y disposición de las protuberancias musculares de la mano. Nos hablan de las cualidades de la persona, nos dice de su temperamento, sus virtudes y sus defectos, sus angustias, su estado de ánimo y de las posibilidades que es capaz de desarrollar. Un buen monte es un atributo que si se sabe manejar llegará a ser una cualidad o un defecto.
Las líneas surcan entre los montes de la mano y nos van describiendo a lo largo de su recorrido la historia de la persona.
Dentro de éstos se forman símbolos que incrementan o debilitan la cualidad que representan. El monte que domina en la mano izquierda es un don con el cual se ha nacido, por otra parte, el monte que domina en la mano derecha, es lo hemos adquirido; y lo mejor es el equilibrio en ambas manos, es decir, desarrollar el don con el que hemos nacido.
Los montes de la mano dan información sobre el carácter de cada uno.
Cada monte representa una reserva de energía, por su forma y construcción, sugiere los puntos fuertes y débiles de la persona, como si fuese un paisaje en donde cada montaña representa un aspecto del carácter.
Para poder leer los montes de la mano, debemos ponerla a la altura de los ojos e imaginar un paisaje de colinas, y que cada colina representa un monte de la mano, viendo cual es la montaña que sobresale con respecto a los demás. Al identificar cual es el más dominante nos indica cual es el rasgo predominante del carácter de la persona, tiene mucha energía o interés en el aspecto que representa ese monte, el menos importante, nos indicará cual es el aspecto que carece la personalidad de esta persona
Los montes evolucionan a lo largo de la vida dependiendo de la evolución del carácter de la persona, se reorienta, se equilibran, aumentan o disminuyen de tamaño, etc.
Cada monte puede presentar tres características: Muy prominente, normal y hundido. Si existe una protuberancia excesiva, las cualidades que otorga ese planeta se aumentan considerablemente, tienden a exagerarse en la persona, volviéndose defectos. Si el monte es normal, entonces las influencias astrales serán favorables y más o menos armónicas. Cuando, por el contrario, aparece hundido, deprimido, ese monte, en este caso, confiere una serie de facetas muy negativas. Por otro lado, líneas mal dibujadas, confusas, indican, en los montes, mala salud.
En la base del pulgar se encuentra el monte de Venus, el más grande de todos, constituido por esa parte carnosa, en que está la falange de dicho dedo. En la base del índice se halla el monte de Júpiter; en la del dedo medio, el monte de Saturno, e inmediatamente debajo del meñique, el monte de Mercurio, y algo más abajo el monte de Marte; por último, bajo el de Marte, el monte de la Luna que es casi tan grande como el de Venus.
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Astrología arraigada a la veneración de la naturaleza y sus manifestaciones divinas, teje la historia de cada ser a través de los trece ciclos lunares